Este sábado 2 de septiembre, más de 170 personas han estado presentes en el homenaje que el colegio Champagnat de Guadalajara ha dedicado a los Hermanos Maristas. La comunidad religiosa vinculada al centro ha cerrado este verano y los hermanos se han trasladado a otros lugares de la Provincia. Durante 62 años, desde 1961, los hermanos han estado desarrollando su misión en la ciudad. Con miradas y palabras de tristeza, pero también de alegría por el encuentro, la fraternidad marista de Guadalajara, laicos y laicas de diferentes zonas de la Provincia y un gran número de hermanos, muchos de los cuales habían formado parte de la comunidad de Guadalajara en el pasado, vivieron una tarde intensa con las emociones a flor de piel.
Después de la recepción en el claustro del colegio, tuvo lugar la eucaristía, presidida por el Excelentísimo y Reverendísimo Obispo de Sigüenza-Guadalajara, Mons. Atilano Rodríguez. En su homilía, nos recordaba que “en medio del dolor por la pérdida, tenemos que felicitarnos, porque sabemos que un grupo de seglares (profesores, responsables y coordinadores, personas de fe) continuarán en el futuro la línea educativa seguida hasta ahora”.
Después de la misa, el Hermano Provincial Abel Muñoz tuvo unas palabras de agradecimiento y de esperanza por el futuro: “Los hermanos maristas nos marchamos de Guadalajara, pero nos gustaría que, además del recuerdo, quedara el testimonio de lo que habéis aprendido los que ahora os quedáis aquí: a ser sencillos, a vivir como una familia, a garantizar una presencia dinámica entre niños y jóvenes, a hacer del trabajo bien hecho vuestra seña de identidad, y todo de la mano de María, la madre que nos anima a seguir tras las huellas de Jesús. Estamos seguros de que la Familia Marista de Guadalajara haréis una buena gestión de la herencia recibida desde el cariño y el caminar común; os toca mirar al futuro con audacia y esperanza”.
El hermano Jesús Rodríguez, hasta ahora superior de la comunidad del colegio, dio también las gracias en su discurso a la actual comunidad educativa, “tan joven y tan dinámica en este nuestro-vuestro colegio Champagnat de Guadalajara”. Sus palabras emocionaron a todos los presentes y a él mismo a lo largo de su testimonio.
Los discursos terminaron con las palabras de una laica vinculada y un animador de Grupos Marcha, Carmina y Quique, que nos hablaron “desde el compromiso por seguir trabajando para que el carisma marista siga vivo”. Con sus palabras, unos detalles que entregaron varios niños y niñas a los actuales miembros de la comunidad de hermanos, y un emotivo vídeo, que prepararon desde el colegio, se cerró el evento, culminando el encuentro con una cena compartida en el claustro.
“Os seguimos necesitando aquí, hermanos. Vuestra presencia sigue siendo clave. Necesitamos vuestro testimonio. Con la ayuda de Dios seguiremos intentando hacer vivo el sueño de Champagnat hoy” (Quique).
“Nunca se está preparado para perder las cosas que queremos. La comunidad de hermanos ha sido y seguirá siendo el corazón de nuestra pequeña gran familia de Guadalajara” (Carmina).